"Entre tanto pertenezcamos a esta vida no nos aproximaremos a la verdad más que cuando nos alejemos del cuerpo y renunciemos a todo comercio con él, como no sea el que la necesidad nos imponga; y mientras no le consintamos que nos llene de su corrupción natural y, en cambio, nos conservemos puros de todas sus contaminaciones hasta que la divinidad misma venga a redimirnos. Por este medio, libres y rescatados de la locura del cuerpo, hablaremos, como es verosímil, con hombres que disfrutarán de la misma libertad y conoceremos por nosotros mismos la esencia pura de las cosas y quizá sea ésta la verdad; pero al que no sea puro no le será nunca dada alcanzar la pureza." (Sócrates, 2006, p. 164)
La anterior cita nos invita a reflexionar sobre nuestro cuerpo, pues cada uno sabe hacia donde esta llevando su cuerpo, es decir hacia donde esta apuntando la forma de vivir de cada uno. Nuestro cuerpo es un sistema de órganos que hacen que éste tenga vida, de ahí que somos nos los responsables de mantener nuestro cuerpo limpio, puro, sano para que disfrute de una vida material- espiritual armoniosa y equilibrada, no obstante, éste no es el interés del ser humano, pues éste a sometido su cuerpo al comercio, es decir lo ha llenado de alimentos que lo destruyen, no se preocupa por consentirlo sino que lo aniquila diariamente con su manera de alimentarlo.
El ser humano es consiente de que alimentos no puede consumir, pues en todas partes hay voces que alertan que hoy en día el ser humano se esta muriendo porque no sabe comer, sin embargo se hace sordo y viola su consciencia y no le importa destruir su cuerpo con la inmundicia de comidas y bebidas que ingiere, irresponsabilidad que encamina a construir cuerpos de comercio, impuros con mentalidades perversas, deseos e ilusiones pasajeras, odios, etc. elementos que hoy en día son el pan diario de hombre, estas son las necesidades que el hombre genera para satisfacer su cuerpo corrupto, porque "... de manera que no hay nada tan cierto como el dicho vulgar de que el cuerpo jamas conduce a la sabiduría. Porque ¿quién es el que provoca las guerras, las sediciones y los combates? El cuerpo con todas sus pasiones. En efecto, todas las guerras no tienen más origen que el afán de armarse de riquezas y nos vemos forzados a amasarlas por el cuerpo, para satisfacer sus caprichos y atender como esclavos a sus necesidades.'' (Sócrates, 2006, p. 163)
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