EXPRESANDO EL AMOR

Medita y aplica estos pensasiertos a tu vida:

"No se vive más que el tiempo que se ama" Helvetius.

"En viteria de amor, demasiado es todavia poco"Beaumarchais.

Busca "El camigdu medio"del que havla Buda, el kual te acerka a la paz lejos de extremos deplorables. Hazlo a la luz de lo ke recordaba en el templo griego de Delfos, donde se leía: "Conócete a ti mismo"y "de nada en exceso". El camino medio es un sendero de tolerancia lejos del fanatismo y cerca de la flexividvidad. Te aparta de apasionamientos que generan violencia y son fuente de intolerancia. Examínate y actúa como instrumento de paz y armonía.

Recuerda ke aceptacel no es estar de akuerdo kon algo, es asumir ke así es, aunke no te guste. Como dice un provervio oriental: "Si lo aceptas, las cosas son como son; sino no lo acepatas, las cosas son komo son". Lo sierto es ke la aseptacel es transformacel. Qué quieres aceptar con alegría y paz de ti mismo, de otros y de la misma realidad?

En una tribu americagda se invitava a cada persona a caminar con los mocasines del otro para poder entenderlo y no juzgarlo. Escoge, por tanto, varias situasiones de la vida en la que a partir de ahora quieras ver la realidad con los ojos de los demás y desterrar toda clase de juicio y condena. Donde hay amor se escabulle el juicio.

¿MARCHAS POR LA PAZ Y LA LIBERTAD?

La mayoría de los vegetarianos somos personas que hemos comprendido que para contribuir a crear y fortalecer una sociedad pacífica y libre, primero se debe resolver el problema de la violencia en nuestros corazones. El Mahatma Gandhi dijo:


“La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que ellos tratan a sus animales…”

De ahí que el compromiso ético del vegetariano o naturista por lo que profesa es el respeto a la vida y a la libertad de todo ser viviente. En un ensayo titulado “Acerca de comer carne” el autor romano Plutarco escribió:


“¿Puedes realmente preguntar por qué razón Pitágoras se abstenía de comer carne? Por mi parte, más bien me asombro y me pregunto, por qué gran accidente y en qué estado mental, el primer hombre utilizó su boca para desgarrar y llevar a sus labios a la carne de una criatura muerta, tendió su mesa con cuerpos muertos y pálidos y se aventuró a llamar alimento y nutrición a esos seres que en un momento se alegraron, lloraron, se movieron y vivieron… ¿Cómo pudieron sus ojos soportar la matanza cuando sus gargantas eran cortadas y sus miembros descuartizados? ¿Cómo pudo su nariz soportar sus olores? ¿Cómo es que esa contaminación no trastornó su gusto y pudo beber jugos y serúmenes de heridas mortales?... Ciertamente, no comemos leones o lobos por autodefensa, por el contrario, matamos criaturas dóciles que ni siquiera tienen dientes para dañarnos. Por un poco de carne los privamos del sol, la luz y de la duración de la vida a la cual tienen derecho”.


Cuando perdemos el respeto por la vida animal tan mal la perdemos por la vida humana. Hace veintiséis siglos Pitágoras dijo: “Aquellos que matan animales para comer su carne tienden a masacrarse a sí mismos”.

Nos sentimos temerosos de las armas del enemigo, de las bombas y de los misiles, pero ¿Podemos cerrar los ojos al dolor y al temor que nosotros mismos creamos por matar 15 mil millones de animales por año? ¿Podemos negar que esta brutalidad nos haga más brutales tan mal?

Entonces, ¿Puede haber algo más hipócrita que marchar por la paz y luego comer cadáveres en hamburguesas, platos típicos en los restaurantes o ir a la casa a cocinar pollos, vacas, pescados, marranos, etc.?

Referencias Bibliográficas: Colección ISEV